¿Ya te has parado a apreciar el fascinante momento de la historia de la Humanidad que estamos viviendo?
¿Ya te has parado a apreciar el fascinante momento de la historia de la Humanidad que estamos viviendo?
Todas las mañanas me encuentro en un estado de excitación recurrente, mientras absorbo las primeras noticias del día, donde a un ritmo alucinante nos presentan sorprendentes descubrimientos científicos, anuncian extraordinarios avances tecnológicos y relatados cada vez con más normalidad los últimos desarrollos de la exploración humana de nuevos mundos.
Es frecuente oír la constatación de que estamos rodeados de tecnología, pero la realidad es hoy todavía más profunda. Estamos inmersos, sumergidos en un universo digital donde los gadgets, más que una extensión de nosotros mismos, son una parte integrante de aquello que somos.
Todo esto se refleja en la forma en la que actuamos a diario, cómo lidiamos con las situaciones, o sea, tiene una influencia decisiva en la forma en cómo nos comportamos.
Si nuestros comportamientos están en permanente evolución, ¿será el momento de que las organizaciones ganen consciencia de que también tienen que actuar de forma diferente?
A pesar de estar involucrados en la tecnología, continuamos siendo una especie gobernada por un órgano que cada vez es más fundamental conocer: el cerebro humano.
Las últimas décadas nos han traído un crecimiento exponencial del conocimiento científico de la estructura y mecanismos del cerebro humano.
Hoy, tenemos a disposición conocimiento, herramientas y metodologías que permiten traer también al mundo de los negocios la aplicación de la neurociencia en la vida de las empresas.
En un mundo en el que los datos ganan cada vez más importancia, conseguir identificar de forma mensurable las reacciones de las personas en un contexto determinado, contenido o producto, y las emociones envueltas en ellas, puede valer más que el oro mismo.
Una organización que entienda esta importancia e incorpore esta rama de conocimiento a su estrategia, estará mucho mejor capacitada para afrontar los desafíos del futuro.
La neurociencia puede ser aplicada de forma directa en varias fases de la vida empresarial, permitiendo testar con mayor precisión la reacción emocional a un nuevo producto o validar previamente el potencial engagement de un nuevo anuncio o website.
Yendo más allá, la neurociencia puede contribuir de forma decisiva para la estrategia empresarial, partiendo de una neuroinvestigación donde sean identificados científicamente los principales “dolores” de clientes y colaboradores, y alineando más tarde toda su propuesta de valor (productos, servicios, espacios y herramientas de trabajo, formación corporativa y comunicación) con esos mismos “dolores”.
Independientemente del nivel tecnológico de cada organización, siempre está formada por personas. En un mundo cada vez más digital, es en la preocupación por las personas, o su comportamiento y necesidades más profundas, que se va a conseguir marcar la diferencia.
Las organizaciones que lo entiendan mejor hoy, que sientan vital ese enfoque en las personas y que hagan un buen uso del potencial científico y tecnológico que tienen disponible, diseñarán un futuro mucho más exitoso y sostenible.
Pedro Vieira
Marketing Director Zome