Cuando un padre o una madre dice a su hijo(a): “Hijo, no tenemos dinero”, “Hija, es imposible para nosotros”, “Hijo, no tenemos posibilidades”. La pregunta que planteo es: cuando los propios padres dicen que la vida es así, ¿quién va a conseguir demostrar lo contrario?
El miedo del dinero nace muchas veces en casa, cuando los padres hablan sobre las finanzas y los más pequeños lo oyen.
Siempre ha existido el ahorrador y el que gasta en todo. El primo que está endeudado, los comentarios acerca de los vecinos o incluso de la propia familia. Esos comportamientos nos influyen inconscientemente a lo largo de nuestra vida. Más tarde, eso se traduce en dificultad en la gestión del dinero y la forma en cómo se lidia con la vida financiera.
Cuando un padre o una madre dice a su hijo(a): “Hijo, no tenemos dinero”, “Hija, es imposible para nosotros”, “Hijo, no tenemos posibilidades”. La pregunta que planteo es: cuando los propios padres dicen que la vida es así, ¿quién va a conseguir demostrar lo contrario? Espero ser yo…
Yo creo que deben ser los propios padres quienes enseñen a sus hijos el valor del dinero y a hacer más sencillo el tema del dinero.
Los hijos crecen a semejanza de los padres, ellos repiten sus comportamientos, actitudes y palabras. Cuando ellos empiezan a crecer inician a imitar a los padres y a las madres.
Recuerdo de pequeña, ponerme los tacones de mi madre o de pedirle a mi padre que me dejase conducir el coche. Y eso se refleja en todo lo demás.
Cuando un niño pide un juguete por primera vez, ya podría empezar a entender que:
Cuando el niño esté creciendo, ese plan podrá implicar una asignación (la paga), que lo ayudará a entender que el dinero es un recurso escaso y finito y que, si cuida bien de él y sabe ahorrar y esperar podrá tener grandes cosas (y mejores) en el futuro, que si gasta en cosas más pequeñas ahora.
Yo nunca tuve paga en mi vida, pero mis padres siempre me dijeron que tenía que trabajar para tener dinero. Entonces, yo sabía que si un día quería algo, tenía que guardar mucho dinero para conseguir lo que deseaba.
Yo sabía que si gastaba hoy lo que mis abuelos me daban, mañana no podría comprar otra cosa que quería. Sabía que tenía que esperar y solo gastaba mi dinero en algo si en ese momento lo quería muchísimo.
Hablad sobre el destino de aquel dinero, y aprovechad para hablar sobre la importancia del plan. Sustituye en tu discurso el “no tengo dinero” por “no vamos a comprar eso ahora, porque tenemos que comprar X o Y”.
Bote de la diversión, juguetes, educación…
Con el dinero es lo mismo: aprenderán observando, y también aprenderán con lo que sus padres les enseñen. Pero los niños solo van a aprender realmente a lidiar con el dinero, cuando tengan su propio dinero.
Cuando entiendan en la práctica que el dinero es una moneda de cambio. Cuando se frustren con las elecciones erradas. Cuando se arrepientan de haber comprado lo que no querían con tantas ganas como pensaban. Cuando entiendan de verdad que para conseguir lo que se quiere, es necesario tener disciplina, centrarse en ello y paciencia.
Los niños necesitan intentarlo, errar, caer y levantarse.
Es así con la bicicleta.
Es así con el dinero.
¡Es así con la vida!
Artículo escrito por Joana Couto
Consultora/mentora financiera que tiene como misión ayudar a las personas a saldar las deudas de forma organizada y sin complicaciones, a tener una relación saludable con el dinero y a invertir para cumplir sus objetivos a corto, medio y largo plazo. Con el propósito de promover conocimientos para que ellas mismas sean capaces de entrar en acción y construir su propia riqueza.
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Jana Couto
Consultora financiera