De Arquitecto a Consultor inmobiliario – por Cláudio Silva

22 de Junio de 2021

“Si piensas en negativo, la negatividad se expande, llega hasta los órganos y te devora por dentro. Si piensas en positivo, tu vida se vuelve más ligera, y todo lo que te rodea tiene más sabor. Si todavía no has saboreado, saborea.”

Terminada la carrera de Arquitectura, y posteriormente las prácticas de admisión del Colegio de Arquitectos, en 2005 decidí empezar mi andadura como arquitecto autónomo. La solución fue transformar uno de los dormitorios de mi piso de 2 habitaciones en una oficina.

En 2007, nuevamente con una beca, ya lo había estado con en 2002 cuando estudié en Suiza, realicé un Máster avanzado en Arquitectura en Madrid.

Haciendo cuentas hasta aquí, viví fuera cerca de un año y medio.

En 2008, con el nacimiento de mi primera hija, Matilde, no me quedó otra alternativa que no “salir de casa”. Alquilé una mini oficina con 10m2 al lado del Mercado del Bolhao en Oporto. Dos años después fui padre de María.

A pesar de la enorme dedicación en los diversos proyectos de Arquitectura que tuve el privilegio de crear, a pesar de recibir el respaldo de la crítica del nicho de los Arquitectos, los gastos derivados de la oficina eran superiores a los ingresos.

Todos nosotros necesitamos traer comida a casa, por eso busqué soluciones, pero la única que encontré fue emigrar.

Entre septiembre de 2012 y enero de 2015, colaboré con dos estudios de referencia internacional. En ese período viví en Londres, en Austria y en Berlín. Haciendo nuevamente cálculos, viví fuera 4 años y pasé a coleccionar billetes de avión, en total tengo más de doscientos cincuenta.

Entre 2015 y 2017, nuevamente en Portugal, coordiné un pequeño estudio de Arquitectura en Oporto y exportaba proyectos para un Arquitecto en Arabia Saudí.

Todo iba bien, pero en junio de 2017, tuvo lugar una noticia inesperada: “Vamos a trasladar la producción de la Arquitectura a Egipto.”

Tenía 6 meses para encontrar una solución, y no podía volver a irme fuera otra vez. No quería tener que estar de nuevo lejos de quienes más amaba…

¡BASTA! - Fue entonces a los 40 años cuando me armé de coraje, cogí el móvil e hice una llamada.

El momento del cambio

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“Quería saber más información sobre cómo ser Consultor Inmobiliario, ¿podría hablar con el responsable de la empresa?” - era por la mañana, un 28 de julio de 2017.

Cerca de las 15h ya estaba en la Inmobiliaria para ir a hablar. En realidad, no creí en las “bonitas” palabras que el dueño de la inmobiliaria me dirigió, me parecía un tanto palabras de vendedor. Recuerdo muy bien que me dijo que acababa de transferir veintitantos mil euros en comisiones a una Consultora.

“¡En el ámbito de la Arquitectura nunca me transfirieron ese dinero!” - pensé yo.

A pesar del escepticismo natural de alguien que traía una herida abierta, el tiempo estaba corriendo y no tenía otra alternativa, tenía que agarrarme a cualquier cosa. Tres días después, el 31 de julio de 2017, acudí a mi primera formación inmobiliaria. La aprehensión me comía por dentro hasta la médula. No tenía ni idea de cómo mi vida iba a cambiar…

La formación duró pocas semanas y los contenidos tratados me mostraron un nuevo mundo.

Acompañado por todo el Staff de la inmobiliaria, es decir, por mi Business Coach, un mes y medio después, conseguí promover mi primer inmueble.

Recuerdo que ese momento fue muy ambicionado y celebrado “aquí dentro”.

A los cuatro meses, conseguí mi primer negocio, al quinto; el segundo. Eran negocios con comisiones mínimas, pero eran negocios. Continué centrado y sin desistir.

Enero centrado…

Febrero centrado…

Marzo centrado…

Abril centrado…

Fruto de todas las semillas sembradas, era mayo de 2018, diez meses después del primer paso y finalmente, empecé a ver grandes señales del esmero y dedicación. Sorprendido, me dije a mi mismo: “ Al final esto da resultados, y no es que me guste lo que hago”.

Tres años después (escribo estas palabras en abril de 2021), el equipo Cláudio Silva Consultores Inmobiliarios ZOME, constituida mientras, fue responsable de 100 transacciones inmobiliarias.

Mi diario digital

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Hasta hace pocos días, la palabra pandemia consistía solo en un término presente en el diccionario. Tristemente engañado, el Covid- 19 había aparecido y nos habían cerrado en casa.

Si piensas en negativo, la negatividad se expande, llega hasta los órganos y te devora por dentro. Si piensas en positivo, tu vida se vuelve más ligera, y todo lo que te rodea tiene más sabor. Si todavía no has saboreado, saborea.

En las mayores contrariedades, surgen oportunidades fantásticas que nos hacen crecer, descubrir cosas bonitas, únicas y maravillosas.

Saliendo nuevamente de mi zona de confort, no sabiendo si iba a ir bien, mucho menos por cuánto tiempo, el día 20 de marzo de 2020, tomé una decisión – Voy a escribir un diario profesional digital.

Siempre con la verdad, de carácter inmobiliario, escribo este diario por varios motivos:

Para presentar metodologías de nuestro servicio a potenciales clientes, que tal vez, un día necesiten recurrir a nuestros servicios inmobiliarios.
Para dar recomendaciones de contenidos inmobiliarios que pueden ser útiles para quienes quieren comprar o vender casa.
Para aportar credibilidad a la disciplina de la Mediación Inmobiliaria, a través de la transmisión de conocimientos rigurosos y, por supuesto, creíbles.
Para dejar constancia de alguna de las historias divertidas que me sucedieron, como la historia del Ferrari de mi cliente.
Para mostrar resultados, como el número de nuestras transacciones inmobiliarias en 2020.
Para dejar escapar algunas frustraciones que forman parte de la actividad de cualquier Consultor Inmobiliario, pero que nos hacen crecer y ganar madurez profesional e intelectual.
Para presentar y reconocer el mérito de mi equipo.
Para inspirar y motivar a nuevos Consultores Inmobiliarios, como por ejemplo, la historia de andar en patines.
Para ofrecer ejemplos de lo importante que es nuestro papel como Consultores Inmobiliarios, en el cambio de vida de las personas.

Mis sueños

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En algún momento de mi vida, me surgió esta oportunidad para cambiar y ¿sabéis una cosa? Ahora no la voy a dejar ir.

Estoy muy orgulloso de lo que me sucedió, pero también estoy muy agradecido por haber tenido la suerte de encontrar una marca extraordinaria como ZOME Real Estate. ZOME es una marca vibrante y con una visión empresarial brillante, cuyas enseñanzas me ayudan a crecer. Sobre todo, es también, una marca hecha de personas, las cuales, sin la más mínima duda, quiero cerca de mí.

Con todo este entusiasmo pasé a soñar, y porque los sueños ganan más valor al compartirlos, por eso me gustaría compartir con vosotros dos de ellos:

> El primero: quiero crear puestos de trabajo en coautoría con mis clientes.

Quiero dar continuidad a todo lo que me ha estado sucediendo, esto es, transformar la apuesta, la confianza y en algunos casos, el coraje de mis clientes, en empleo. Quiero formar con mis clientes un equipo cohesionado, donde los haga sentir corresponsables de la creación de puestos de trabajo en éste nuestro país, un país maravilloso, un país bonito y que, a veces, solo “perdiéndolo” es cuando le damos su debido valor. Hasta el momento ya creamos tres, mañana, por cierto, vamos a crear más. - Quiero crear puestos de trabajo.

> El segundo: quiero dar la vuelta al mundo.

Este sueño, es un sueño que siempre he tenido, pero ¿sabéis una cosa? En 2030 quiero llevar a mi equipo en mi sueño… y voy a conseguirlo. - Vuelta al mundo en 2030 - ¿Vamos a por ello?

Y tú, ¿tienes sueños? Compártelos aquí conmigo.