Meditar es uno de los hábitos más simples que tiene a su alcance: puede meditar en cualquier sitio, a cualquier hora y tendrá siempre beneficios inmediatos.
Ana está casada y es madre de dos niños hermosos. Actualmente, ella divide su tiempo entre ir a buscar a los pequeños al colegio, el salón de peluquería donde trabaja, las clases de inglés nocturnas y la gestión de la rutina doméstica.
Quien lo ve desde fuera, no consigue entender cómo es que Ana cumple con todos estos compromisos y aún así, siempre consigue estar feliz.
En verdad, ella tiene una energía que contagia incluso al señor José, el vecino malhumorado de la comunidad.
“¡Buenos días, Sr. José! - le dice Ana cuando se lo cruza, aún sabiendo que no va a obtener respuesta.
El Sr. José, mira de lado, pero sonríe ligeramente. Él se acuerda de los días en que pasaba junto a Ana y la notaba abatida, con la mirada cabizbaja.
Hace algunos meses, Ana se levantó cansada, sin paciencia para las clientas de la peluquería, discutía con su marido y se sentía distante con sus hijos.
Ella vivía un ciclo desgastante y no tenía ningún cuidado con su salud. La transición a un comportamiento equilibrado sucedió tras sufrir un ataque al corazón.
Tic - tac. Tic - tac. Tic- tac.
Sonaban las manecillas del reloj del cuarto 231, un ruido que sonaba en el corazón de Ana y que la hacía sentirse impotente, tumbada en la cama del hospital. No sabía donde estaba, se sentía perdida.
Abrió lentamente los ojos y sintió como le caía una lágrima por la cara. No se acordaba de casi nada de lo que había pasado, pero el llanto de su hijo José, no salía de su cabeza. Aquel día se prometió a sí misma que iba a cambiar su vida. Ella no quería volver a sentirse así, no quería que sus hijos volvieran a verla de esta forma.
El día que recibió el alta médica, su doctor le avisó de que debía cambiar sus hábitos y le sugirió comenzar a practicar meditación.
“¿Meditación?” - preguntó Ana, reticente sobre si aquel método era lo más indicado para ella. Aún así ella optó por darle una oportunidad y comenzó a practicar meditación en su casa.
El inicio de la práctica no fue fácil. Fue necesario dedicación y cierta persistencia.
Pero, pasado un tiempo, Ana consiguió convertir la práctica de la meditación en un hábito de su vida. Se sentía mucho más paciente, calmada y feliz.
De esta forma, consiguió organizar su vida y así, cumplir con todos los compromisos que tenía en su agenda.
Conseguía ir a las funciones de teatro de sus hijos en el colegio y nada podía pagar esas sonrisas, ni el abrazo amoroso que le daban al acabar cada función.
La meditación puede ser la solución que busca para conseguir una vida más saludable, más tranquila y más calmada. Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, sugiere que meditar ayuda a aliviar el dolor, incluso en personas que no tienen formación o experiencia en la meditación.
Según este estudio, la meditación es un mecanismo poderoso, porque reduce las respuestas emocionales del cuerpo, principalmente aquellas relacionadas con el dolor.
¿Tiene curiosidad en saber más sobre la meditación?
Continúe a leer el artículo para saber:
La palabra meditación viene del latín “meditare”, que significa volverse al centro y desconectar del mundo externo. Meditar es entrenar la menta para vivir el momento presente, olvidar los problemas, mantener la calma y entender la belleza que reside a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos.
Según Matt Rossano, profesor de psicología de Southeastern Louisiana University, fue la meditación que nos volvió humanos y que nos diferenció de los neandertales(subespecie del Homo Sapiens). Al practicar meditación diariamente, enseñamos al cerebro a pensar de forma positiva, nuestro humor mejora significativamente, comenzamos a lidiar mejor con los problemas y la vida cobra otro sentido.
¿Cuáles son los beneficios de la meditación?
Muchas veces buscamos la felicidad adquiriendo cosas materiales: un móvil nuevo, una casa en la playa, un coche, ropa y perfume. La neurociencia demuestra que la meditación es una experiencia capaz de cambiar profundamente el cerebro y la forma en cómo pensamos.
La práctica de meditación es uno de los caminos para encontrar la verdadera alegría que reside en nuestro interior. Matthieu Ricard, aclamado como “El Hombre Más Feliz del Mundo” es un monje budista de 71 años al que estudiaron sus ondas cerebrales rigurosamente, investigadores de la Universidad de Wisconsin.
De acuerdo con el neurocientífico Richard Davidson, uno de los responsables del estudio, 256 sensores fueron utilizados durante las sesiones de meditación del monje, para registrar las actividades cerebrales.
Lo que los sensores revelaron fue que el cerebro de Matthieu producía un nivel altamente elevado de ondas cerebrales relacionadas con la consciencia, la atención, el aprendizaje y la memoria.
Siempre que Matthieu practicaba meditación, sus pensamientos se focalizaban en compasión.
Más allá de la felicidad, existen otros beneficios en la práctica de la meditación:
La meditación también puede ser un alivio para el dolor más común que existe: el dolor de cabeza.
“La meditación trae sabiduría; la falta de meditación lo deja en la ignorancia. Sepa bien lo que le conduce al frente y lo que le tira hacia atrás, y escoja el camino que lo guíe a la sabiduría”. - Buda
Steve Jobs dueño de una de las mentes más innovadoras del mundo, comenzó a practicar meditación en 1.973, antes de la creación de Apple.
Además de Steve Jobs, otros emprendedores de éxito como la presentadora Oprah Winfrey, Richard Branson, Gisele Bundchen, son seguidores de la meditación como forma de aumentar y mejorar sus resultados y rendimiento.
El simple ejercicio de “desconectar del mundo” por algunos instantes, ayuda a que la mente tenga un descanso físico, mental y emocional. La mayoría de las personas ve la meditación como algo complicado y que no encaja en sus rutinas diarias. Pero, la verdad es que la práctica es totalmente aplicable en el día a día.
El resultado para quien comienza a meditar puede aparecer a las pocas semanas del inicio de la práctica, con pequeños cambios que mejorarán su bienestar diario. A pesar de que la meditación no se practica en aulas y locales propios, la técnica de tradiciones orientales también se puede hacer en ambientes comunes, como en tu casa. Para comenzar basta con aprender algunos procedimientos, que pueden realizarse una o dos veces al día, durante algunos minutos.
¿Comenzamos entonces? Siga estos principios de la meditación para iniciarse desde casa.
Elige el local
Debes elegir un local tranquilo, donde no haya ruido, ni interrupciones ni distracciones. El silencio y la temperatura son factores muy importantes para una buena concentración. Puede personalizar su espacio. Algunos terapeutas dicen que cada persona es única y debe usar como decoración objetos y elementos que proporcionen energías positivas.
A algunas personas también les gusta meditar en medio de la naturaleza, por ejemplo, en el jardín. ¡también es una gran opción!
Reserve un tiempo y un lugar
No necesita disponer de demasiado tiempo. Puede empezar con 5 minutos diarios e ir aumentando el tiempo a medida que vaya sintiéndose más cómodo. Puede ser al levantarse, para garantizar buena energía y centrarse en las actividades diarias, o cuando fuese a acostarse para calmar la mente y dormir mejor.
Meditar es un hábito, cuanto más lo practique mejor será haciéndolo.
Postura para meditar
Existen varias posturas que puede adoptar, y la que sea más cómoda para usted, será la mejor. La postura más famosa y utilizada es la Padmasana o “Postura de Lotus”. En esa postura, permanece sentado, con las piernas cruzadas y los pies sobre los muslos. La columna debe estar recta.
A pesar de exigir cierta flexibilidad, la “Postura de Lotus”, reduce el flujo de sangre que va a las piernas, dando como resultado, un aumento sanguíneo que va al cerebro. Pero, esta postura, no es obligatoria. Lo esencial es sentir que se encuentra en una posición cómoda y que la columna está recta, hombros relajados y cuello alineado.
Encuentre también un apoyo para las manos, colóquelas en el regazo o en las rodillas. Cierre los ojos y relaje bien los músculos.
Controle la respiración y la concentración
Controlar la respiración es un requisito fundamental para aprender a meditar en casa. Cierre los ojos y preste atención a su respiración.
Éste es uno de los puntos más importantes cuando está meditando, porque la respiración tiene el poder de controlar los pensamientos y de calmar la mente. Inicialmente puede parecer bastante difícil controlar la respiración, pero con la práctica todo se vuelve más cómodo. Para entrenar, cuente hasta cuatro en cuanto inspira y repita el mismo tiempo, mientras expira.
Si los pensamientos comienzan a venir a tu mente mientras intentas concentrarte, acepta eso. Ten serenidad para dejarlos partir. Con el tiempo va a ser capaz de concentrarse sin dificultad y evitar otros tipos de pensamientos durante la práctica.
Preste atención a su respiración y en la forma en cómo el aire entra y sale de su cuerpo. Deje fluir la respiración naturalmente, no tenga prisa, ni ansiedad. Olvide las preocupaciones y aproveche ese momento para entender lo que sucede en su interior.
No pierda la motivación
El inicio es siempre más complicado. La mente tarda algún tiempo en habituarse a una nueva rutina. No se frustre porque no existe lo “correcto” o lo “errado”. Observe sus pensamientos, acéptelos y acuérdese de que meditar es una habilidad. Cuanto más practique, más fácil será hacerlo.
La meditación, cuando se incorpora a la rutina diaria, puede traducirse en un aumento de buena disposición, y en una disminución considerable de la sensación de irritabilidad.
Al practicar ejercicios de meditación, va a trabajar su mente y se sentirá más relajado, con menos ansiedad y, claro, menos estrés. ¿Siente curiosidad por empezar con algunos ejercicios de meditación? ¿Por qué no prueba?
Adriana Gonçalves
Content Manager & Social Media Zome